viernes, 22 de mayo de 2009

Los Teatros del Canal estrenan la ópera de cámara Dos Delirios. Variaciones sobre Shakespeare

Dos únicas funciones, los días 29 y 31 de mayo

Los Teatros del Canal estrenan la ópera de cámara Dos Delirios. Variaciones sobre Shakespeare

Una propuesta actual sobre fragmentos originales de Shakespeare, de la mano de Sanchis Sinisterra, Aracil, Corazón y Encinar

Con Clara Sanchis como Julieta y Héctor Colomé como Próspero

Los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid presentan el estreno de Delirios 2. Variaciones sobre Shakespeare, una novedosa propuesta de teatro musical de creación actual sobre textos de Shakespeare. La última producción de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (ORCAM) podrá verse el viernes 29 de mayo el domingo 31 en la sala B de los Teatros del Canal.

Dos delirios cuenta con texto de José Sanchis Sinisterra y música de Alfredo Aracil. La dirección musical es del maestro Encinar y la dirección escénica corre a cargo de Natalia Menéndez. Héctor Colomé interpreta a Próspero y Clara Sanchis da vida a Julieta. La escenografía es un trabajo de Alberto Corazón.

Dos delirios es una ópera de cámara dividida en dos monodramas, para actor ( la primera pieza) y actriz ( la segunda), trío vocal ( soprano, contratenor y tenor) y un pequeño conjunto instrumental formado por clarinetes, trompa, percusión acordeón, viola y violonchelo. La música, los sonidos, juegan un papel relevante en una y otra pieza; no son mero ornamento o ambientación escénica sino parte dramática protagonista.

Los personajes de Shakespeare, Julieta y Próspero, no corresponden con los clásicos, sino que Sanchis Sinisterra ha variado sus circunstancias y creado nuevos monólogos, aunque conservando parte del texto original. La primera pieza corresponde a Próspero: Scena. El texto Mísero Próspero de Sinisterra se acompaña de la música de Alberto Aracil con algunos fragmentos originales de La Tempestad. En esta pieza Próspero no es el anciano sabio y generoso de La Tempestad con poderes extraordinarios que le permiten gobernar las fuerzas del mar y de su isla, el Próspero que aquí se presenta es un viejo achacoso y ciego, viviendo en una isla, tal vez imaginaria, donde su única compañía son la música y los músicos.

La segunda pieza Julieta en la Cripta, nos presenta a una Julieta mayor, que continúa escondida en la cripta de los Capuleto, donde todo el mundo supone que murió envenenada. Vive entre las sepulturas, después de haber sobrevivido a varios intentos de suicidio, con la única compañía del recuerdo y la escucha.

En ambas piezas, la música y los sonidos adquieren un papel protagonista como parte dramática de la historia. Para Próspero la música es la manifestación de sus poderes, la evidencia de sus hechizos y tempestades, y también la manifestación de Ariel, Calibán y Miranda, los únicos seres de su entorno. Para Julieta, después de tres décadas escondida en la oscuridad de la cripta, la escucha es la más enriquecedora de sus rutinas, y con el tiempo ha ido creando un atlas de sonidos (reales o imaginarios) que cada día visita y reconoce, o en el que descubre novedades.

En una y otra pieza el papel de los madrigalistas que forman el trío vocal (la soprano, el contratenor y el tenor) es el de corifeos anónimos, aunque a veces pueden parecer inciertos reflejos de los personajes más cercanos a nuestros protagonistas. Su participación, en cualquier caso, es siempre en el escenario a la vista del público.