El presidente del Círculo de Empresarios, Javier Vega de Seoane, ha presentado públicamente una Declaración institucional sobre la situación creada en Cataluña ante las próximas elecciones autonómicas.
UNIDOS EN LA DIVERSIDAD
En las cuatro últimas décadas, en un ambiente, poco frecuente en otras épocas, de paz, concordia y libertades públicas, España ha alcanzado niveles de desarrollo económico y bienestar social inimaginables para las generaciones anteriores. Este proceso virtuoso ha posibilitado disponer de un acervo común cuya conservación e incremento debiera ser objetivo primordial para años venideros. España, y su economía, está plenamente integrada en el concierto internacional, destacando su pertenencia a la Unión Europea desde 1986.
En este proceso Cataluña ha estado siempre a la vanguardia. Su papel dinamizador ha prestado servicios de gran valor y ha servido con frecuencia de ejemplo. Pero al mismo tiempo, Cataluña se ha beneficiado de su pertenencia a España, muy especialmente desde el punto de vista económico por cuanto el resto del país representa el mercado más importante para las empresas catalanas. Por eso sorprende y desazona la deriva independentista que, además de suponer una ruptura flagrante de la legalidad, pieza esencial y básica del Estado de Derecho, conllevaría un grave perjuicio para todos.
Cataluña goza en la actualidad de unas cotas de autonomía y autogobierno sin parangón en su pasado. Y, sin embargo, es evidente que una parte de su ciudadanía mantiene posiciones y actitudes que manifiestan su desacuerdo con el actual estado de cosas, y en concreto con el encaje de Cataluña en España. Ahora bien, la Historia nos ha enseñado que la única forma civilizada de resolver las naturales diferencias en sociedad es mediante el diálogo en el marco de la Ley, que exige respeto mutuo, por lo que descarta tanto la imposición como la sumisión.
La actividad económica necesita, como requisito básico para contribuir al bienestar social, de seguridad jurídica, y ésta, a su vez, se asienta sobre el respeto a la Ley y el Estado de Derecho. Esto es singularmente importante en un mundo globalizado en el que todos los países desean atraer inversiones que son incompatibles con la inseguridad. Y más, en la actual coyuntura económica europea y española, en la que dichas inversiones actúan como motor para la creación de puestos de trabajo de los que tan necesitados estamos.
Cada día más, la economía mundial se configura mediante la aparición de grandes bloques políticos y económicos, que tienen en la Unión Europea su mejor ejemplo. Hoy está más vigente que nunca el lema que preside la Unión Europea: Unida en la diversidad. Por eso resulta aún más incomprensible esta actitud separadora que va justamente en la dirección contraria a la que se encamina toda Europa desde hace décadas.
El Círculo de Empresarios cree que, si hipotéticamente prosperase la pretensión separatista, la economía española y especialmente la catalana sufrirían gravísimos daños. Al situarse Cataluña fuera de España, dejaría de pertenecer con carácter inmediato, entre otros organismos internacionales, a la Unión Europea (con salida de la Unión Monetaria y del Euro), Naciones Unidas y la Organización Mundial del Comercio. A su vez, se produciría una deslocalización de empresas, así como una caída de las inversiones, del PIB, de la renta per cápita, del nivel de empleo y, en definitiva, del bienestar social.
Por todo ello, apelamos al buen sentido de la ciudadanía catalana, que comparte muchas de estas preocupaciones, para que evite con su voto emprender un camino de difícil retorno, pues rompería lazos sociales y relaciones económicas que han mostrado con reiteración su utilidad y su beneficio. Y al mismo tiempo, exija a sus representantes políticos que eviten promesas e imposiciones imposibles de cumplir, y retomen el espíritu de diálogo y de concordia que permita alcanzar el consenso necesario para una eventual reforma de las leyes.
Debería iniciarse, lo antes posible, el diálogo para la búsqueda de acuerdos sobre cuestiones cruciales como la educación, el uso de las lenguas oficiales, el sistema de financiación autonómica y la unidad de mercado. Son temas que afectan al conjunto de las Comunidades Autónomas, y por ello debemos todos trabajar en el diseño de un proyecto de concordia atractivo que nos comprometa en la consecución del mejor marco de convivencia posible para el futuro.
Los partidos políticos y la sociedad civil tenemos la obligación de impulsar ese gran debate nacional que nos conduzca a un modelo más estable en el que nos ocupemos y preocupemos de lo que realmente más importa a los ciudadanos: el crecimiento de la economía y del empleo, y el mayor desarrollo y bienestar de la sociedad española en su conjunto. Algo que siempre lograremos mejor unidos que separados. La unidad proporciona fuerza a las partes, y ésta, junto a la diversidad, enriquece y engrandece al conjunto.
La sociedad catalana es tan plural como la del conjunto de España, y debe ser consciente de que el resto de los españoles se consideran indisolublemente unidos a Cataluña, porque los rasgos propios de su identidad enriquecen al conjunto del país. Queremos a Cataluña y deseamos que se busquen las fórmulas necesarias para mantener una convivencia provechosa para todos, como lo ha sido durante tantos siglos de historia común.
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