EL CEREBRO, EL ÓRGANO SEXUAL MÁS IMPORTANTE
El cerebro juega un papel fundamental en el bienestar sexual y es el responsable del placer, pero también de las principales disfunciones
El cerebro como órgano sexual
Hace 500 años Leonardo da Vinci refiriéndose a la rigidez del pene, afirmaba que éste tenía mente propia: "El pene no obedece órdenes de su maestro y se endurece o se pone flácido según su propia voluntad, incluso se endurece mientras su amo duerme". Da Vinci fue el primer científico que reconoció que durante la erección el pene –y también el clítoris- se llenaba de sangre. Pero se equivocaba otorgándole voluntad propia al aparato genital. En realidad, hoy sabemos que es el encéfalo el que rige la conducta erótica del ser humano, desde los impulsos primitivos, hasta las sensaciones libinidosas más elaboradas. Los genitales están bajo el control preciso del sistema nervioso. Cualquier alteración de las vías nerviosas que conectan el pene con el sistema nervioso central, se traduce en graves problemas de su erección, por ejemplo.
En la actualidad los investigadores están cada vez más seguros de que el órgano sexual más importante es el cerebro. Éste es el responsable de ordenar la producción y regular la cuantía de las sustancias químicas determinantes para la vida sexual. Desde el cerebro parten también los procesos de estimulación, los impulsos y mecanismos eróticos, a través de conductos y terminaciones nerviosas, sanguíneas, linfáticas, etc. No obstante, gran parte de la población masculina desconoce que su salud sexual depende en gran medida de su sistema nervioso. De hecho, según se desprende de la II Encuesta Nacional sobre Salud del Hombre y Andropenia, el 83,4% de los hombres de entre 40 y 79 años presentan algún síntoma relacionado con el Hipogonadismo de Inicio Tardío (HIT) –disminución progresiva de la producción de testosterona- lo que afecta a su calidad de vida sexual. Especialmente a la parte que hace referencia a la libido (el deseo sexual), que actúa como estímulo de las relaciones y cuya intensidad se ve reducida como consecuencia de la disminución de cantidades de la hormona masculina.
Y es que las investigaciones sobre los factores que inciden en el deseo y la respuesta sexual han determinado que el verdadero órgano sexual es el cerebro, no los genitales. “El mayor y más potente órgano sexual no está entre las piernas de hombres y mujeres, sino detrás de las orejas”, ha dicho John Money, neuroendocrinólogo de la Universidad John Hopkins de Baltimore (EE.UU.). Es decir, los genitales serían meros órganos de evacuación de líquidos de no ser porque el cerebro incide sobre ellos enviándoles estímulos hormonales y mensajes eléctricos que alteran nuestros instintos. Por ejemplo, una descarga de feniletamina cerebral puede llevar a la lujuria. Del mismo modo, determinados sabores, olores e incluso sonidos pueden estimular o potenciar el gozo sexual.
Y es que la disfunción eréctil es una de las principales disfunciones sexuales masculinas. El proceso de la erección es el resultado de una serie de eventos en los que interviene el sistema nervioso central. Diversos estímulos sensoriales (vista, olor o tacto) despiertan la excitación, y desde el cerebro parten señales que inducen la erección. Por ello es primordial que no haya un descenso significativo de la libido, porque el deseo sexual está en la génesis del proceso de estimulación que provoca la erección. Según se recoge de la literatura médica, si disminuye el nivel de testosterona uno de sus probables efectos será el descenso de la libido, junto con otras alteraciones de la sexualidad.
La sexualidad con el paso de los años
El cerebro juega por lo tanto un papel fundamental en el bienestar sexual, físico y mental. La buena salud sexual depende asimismo de otros factores que la investigación científica se está encargando de delimitar.
En el inicio de la fase de madurez -hacia los 40 años- hombres y mujeres experimentan los primeros cambios relacionados con el envejecimiento. Si bien una vida sana, una dieta equilibrada y practicar ejercicio, puede retrasar la aparición de muchos de estos síntomas, es inevitable que el proceso de declive hormonal, irremediablemente ligado al paso de los años, repercuta directamente en la sensación de bienestar sexual.
En el caso de las mujeres, el climaterio ha sido bastamente estudiado. La menopausia afecta a todas las mujeres y se presenta con cierta similitud sintomática, coincidiendo con el fin de la función ovárica. En cambio, en el caso de los hombres, este proceso no es tan evidente ya que no está estrechamente vinculado a la capacidad reproductiva.
El Hipogonadismo de Inicio Tardío (HIT), también conocido como andropausia o andropenia, es el concepto que define el climaterio masculino. Su definición está universalmente aceptada y se refiere a la disminución progresiva de la producción de la principal hormona masculina: la testosterona.
HIT y salud sexual
A la luz de las conclusiones del ‘II Encuesta Nacional sobre Salud del Hombre y Andropenia’, el 80,9% de la población masculina no conoce ni ha oído ninguna de las denominaciones asociadas al HIT. El término más conocido es del Andropausia, por un 19,1% de los encuestados.
Lograr que el conjunto de la sociedad masculina conozca los síntomas que identifican al paciente con HIT es fundamental para el tratamiento de esta dolencia.
Los síntomas más evidentes hacen referencia a la dimensión sexual del afectado. La disminución de la capacidad/frecuencia de rendimiento sexual, así como la disminución del número de erecciones matinales y, en la base de ambos síntomas, la disminución del deseo sexual/libido son las principales señales que indican un descenso significativo de la hormona masculina.
Además, la escala AMS (Aging Males Symptoms) describe otros síntomas derivados del déficit de testosterona en el hombre adulto:
➢ Disminución de la sensación de bienestar general
➢ Dolor en las articulaciones y dolor muscular
➢ Sudor excesivo
➢ Problemas de ensueño
➢ Mayor necesidad de dormir, a menudo se siente cansado
➢ Irritabilidad
➢ Nerviosismo
➢ Ansiedad
➢ Agotamiento físico/falta de vitalidad
➢ Disminución de la fuerza muscular
➢ Estado de ánimo depresivo
➢ Sensación de que ha pasado el mejor momento de la vida
➢ Sensación de sentirse hundido, haber tocado fondo
➢ Disminución del crecimiento de la barba
A nivel cerebral, la testosterona promueve la aparición del deseo sexual. La hormona masculina incrementa la libido y es indispensable para el correcto funcionamiento del mecanismo de la erección. Por lo tanto, sin concentraciones normales de testosterona (entre 12 nmol/L y 35 nmol/L) el afectado, además de presentar una falta de libido o deseo sexual, podría tener dificultades en obtener una buena erección. Además, el hombre precisa de la testosterona para lograr un adecuado desarrollo muscular y óseo.