miércoles, 16 de septiembre de 2009
Barcelona apoya a Madrid camino a los Juegos del 2016
Madrid y Barcelona, juntas camino a los Juegos
A falta sólo de dieciséis días para desvelar la incógnita de la sede olímpica para 2016, Madrid redobla sus esfuerzos por hacer realidad su sueño. En este sprint final se hacen más necesarios y se valoran más aún los apoyos. Hoy ha sido Barcelona, la única sede olímpica española hasta el momento y subsede en el proyecto madrileño, la que ha reiterado su respaldo incondicional. Alberto Ruiz-Gallardón y Jordi Hereu, alcaldes de ambas ciudades, acompañados por Mercedes Coghen, consejera delegada de Madrid 2016, han escenificado en Montjuic ese deseo compartido, ese apoyo mutuo para que España escriba por segunda vez una página de la historia del Olimpismo. "Pocas ciudades hay en España tan unidas como Madrid y Barcelona -aseguró el alcalde madrileño- Cuando solo faltan 16 días, Madrid siente a su lado el aliento y la fortaleza que ese vínculo nos proporciona".
El escenario de ese apoyo sin fisuras ha sido el Estadio Olímpico, testigo de los que han sido hasta el momento, en palabras de Ruiz-Gallardón, "los mejores Juegos de Verano de la Historia". Junto a los dos alcaldes han estado también presentes Juan Antonio Samaranch i Torrelló, presidente de Honor del Comité Olímpico Internacional; Jordi Sans, deportista olímpico, medalla de plata en waterpolo en Barcelona 92 y oro en Atlanta 96 en representación de los deportistas de Barcelona 92; Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte; y Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español.
Ejemplo a seguir
Al igual que hace casi dos décadas, el deporte vuelve a unir a la sociedad española en torno a los valores olímpicos. El apoyo popular que, según las últimas encuestas, recibe Madrid 2016 llega al 93,6%, un respaldo al que hay que sumar la unidad en bloque de instituciones, administraciones y agentes sociales. Dentro de esa vasta relación de apoyos, Ruiz-Gallardón quiso destacar el brindado por la capital catalana. "Su cercanía constituye un aval de eficacia y complicidad. Nos sentimos muy orgullosos de que, en estos momentos decisivos, la ciudad que ha conquistado un sitio en la historia como uno de los más brillantes bastiones del olimpismo quiera estrechar con nosotros los lazos que ya nos vinculan, apostando por el proyecto de Madrid como el mejor posible para los Juegos de 2016".
Durante todo el proceso de gestación de la candidatura madrileña, sus promotores han tenido permanentemente presente el ejemplo de Barcelona'92, tanto por lo que supuso para el mundo del deporte como por la manera en que ha hecho perdurar el espíritu olímpico desde entonces.
El éxito organizativo es una garantía de eficacia prendida al proyecto madrileño. "Junto a las 250 competiciones internacionales que España ha acogido en los últimos diez años, los Juegos de Barcelona son la más relevante experiencia que en el ámbito deportivo de alto nivel podemos acreditar".
Pervivencia del legado
Diecisiete años después de aquel Barcelona'92, el legado de los Juegos sigue vivo gracias a la creación de nuevos espacios deportivos, la remodelación de los existentes y la celebración de pruebas internacionales que han ido creciendo año tras año. "Pero sin duda, la mayor transformación es la que se ha operado en la propia fisonomía de la ciudad con la apertura al mar y la regeneración de zonas enteras de tejido urbano".
Esa afirmación le sirvió a Ruiz-Gallardón para establecer el paralelismo con la situación actual y demostrar los beneficios que lleva inherente la celebración de unos Juegos. "Antes de que Barcelona fuera designada sede de los Juegos de Verano de 1992, -recordó- nos encontrábamos, al igual que hoy, en una situación económica muy delicada, con altos niveles en la tasa de paro y perspectivas poco optimistas. Pero el efecto regenerador que los Juegos tuvieron en la economía en Barcelona, y también en toda España, fue trascendental, y sirvió para que la capital de Cataluña se convirtiera en la vanguardia, junto a Madrid, de la actividad productiva nacional, del fomento del turismo, de la vitalidad cultural y los servicios públicos más avanzados".
Económicamente, el impacto se ha cifrado en 18.000 millones de euros, pero hay otro valor añadido: la repercusión mundial de la ciudad y del país. "Antes de los Juegos de 1992, Barcelona era ya una gran ciudad, y por eso los consiguió. Hoy, después de haberlos celebrado, es sencillamente una ciudad universal, conocida y respetada en todo el mundo".
"Madrid, -añadió- que ya ocupa un lugar muy destacado en la red mundial de las grandes urbes, quiere consolidar ahora esa posición recorriendo el mismo camino que un día siguió Barcelona". Y lo hará con el lenguaje de la calidad medioambiental, la sostenibilidad económica y social, la excelencia tecnológica y la escala humana. "Pero, sobre todo, lo haremos desde el mismo protagonismo reservado a los deportistas, quienes, como muchos de los que estáis hoy aquí apoyándonos ahora, encarnasteis las esperanzas y la confianza de todo un país que en 1992, a través vuestro, conquistó 22 medallas". Ese éxito que entonces brindaron lo quiere repetir Madrid en su Estadio Olímpico, "y en buena parte habrá sido gracias a Barcelona, ciudad que Madrid siente hoy especialmente cercana y amiga".